martes, 15 de marzo de 2011

EL COSACO

EL COSACO
Plaza de la Paja, 2, Madrid.
Teléfono 913 653 548

¿Y los rusos, a parte de la ensaladilla, que comen? Esa fue mi primera pregunta cuando me dijeron que íbamos a comer en un restaurante de aquella zona. Me pareció curioso y divertido, así que allá me fui, a conocer la comida típica de un país que me muero por visitar.

Al entrar al restaurante, lo primero que llamó mi atención fue la decoración. Algunas paredes rojas, otras con un papel discreto pero llamativo a la vez, muchos cuadros recordando la época dorada rusa, zares, paisajes, mucho oro… Me recuerda bastante a la película de Anastasia, una Rusia poderosa que quiere mostrar al mundo lo que tiene.
El restaurante tiene varios comedores con unas cuatro o cinco mesas cada uno, por lo que el ambiente es tranquilo y familiar, pero con ese toque de sofisticación que le da la magnífica decoración.
Uno de los descubrimientos de este restaurante es la sangría rusa, con mucha fruta y un color blanco muy apetecible. Eso sí, hay que tener cuidado, porque ¡entra a las mil maravillas! Además, tienen unos chupitos de vodka de sabores (pera, miel, etc.) que son dignos de probar por lo novedoso, por lo menos para mí, acostumbrada a bebidas made in Spain.
En cuanto a la comida, he de decir que me gustó bastante, muy buenas elecciones de mi amiga internacional, que ya había ido varias veces y se conocía la carta a la perfección.
Hay que destacar los blinis, una especie de tortillas rusas acompañadas de nata agria, que están increíbles. Los hay de ahumados variados, caviar, etc. Pero el que más me gustó a mi fue el de salmón, toda una experiencia para el paladar.
De segundo, encontré mi perdición, el Bitki Stroganof, filetes rusos (muy apropiado), con salsa Stroganof, champiñones y arroz, delicioso. Siguiendo con Stroganof, también esta delicioso el llamado Imperial, que son tiras de solomillo con esta salsa y champiñones.
Lo de llegar al postre es una tarea complicada, ya que las raciones son bastante abundantes. Pero si se hace un esfuerzo, recomiendo el Capricho de Pavlova, peras cocidas al vino con helado de vainilla, que tienen un sabor dulce, contrastando frio del helado y calor de las peras. Y para rematar al más puro estilo ruso, el sorbete San Petesburgo, de limón con vodka.
En cuanto al precio, hay que decir que es carillo, rondando los 30 euros por persona. Pero relación calidad precio, el restaurante es magnífico, de los que te quedan ganas de repetir para seguir probando platos.

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